Características del Adolescente
La adolescencia es solo un proceso de crecimiento y no va a ser el destino, ya que todos seguimos creciendo y evolucionando desde la adolescencia. Es solo una transición de la infancia a la edad adulta.
¿Cómo vas a darte cuenta que tu hijo ya es un adolescente?
En el momento que te escuches quejarte sobre lo que hace y lo que no, cómo habla, cómo viste y peina, cómo se comporta con los amigos… o al contrario, le escuches a él quejarse sobre cómo le tratáis o habláis, cómo le controláis, le sermoneais, quiere que le dejéis en paz… ahí os daréis cuenta que vuestro niño/a se ha convertido en un adolescente.
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Un nuevo cambio, una nueva etapa… que asusta enormemente a los padres y que puede resultar dolorosa si no logras comprender lo que pasa durante la adolescencia.
¿Cómo es un adolescente?
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A menudo, veis a vuestros adolescentes y os surge un sentimiento de fracaso porque creeis que lo que son ahora es un reflejo de lo que sois vosotros o de lo que serán más tarde. Pero lo que en realidad está pasando es que se están individualizando; su comportamiento es temporal y durará el tiempo que tarden en descubrir quiénes son y cómo pasar de la niñez a la edad adulta.
Características de la Individualización:
- Los adolescentes necesitan descubrir quiénes son: cómo se sienten, qué piensan y cuáles son sus propios valores.
- La individualización puede parecer rebeldía: los adolescentes deben empezar su separación de la familia y a veces la rebeldía les da la habilidad para hacerlo.
- Cambios físicos y emocionales: están madurando física y sexualmente, atravesando un proceso biológico que está esencialmente fuera de su control; y este proceso con los repentinos cambios hormonales, origina cambios bruscos de humor.
- Amigos tienen prioridad sobre la familia: las amistades ocupan un lugar prioritario en cuanto al tiempo que pasan con ellos con respecto a la familia. Y esto puede ser interpretado como rechazo o rebeldía hacia los padres. Pero lo que los adolescentes necesitan es construir relaciones con sus iguales, con gente de su edad, para averiguar si se adaptan y cómo.
- Poder personal y autonomía: los adolescentes sienten el deseo de averiguar de lo que son capaces, desean decidir lo que pueden hacer por sí mismos sin ser dirigidos y/u ordenados. Algunos, como consecuencia de una paternidad excesivamente controladora, encuentran el poder personal tan intimidatorio que pueden buscar otros jóvenes que les manden.
- Necesidad de privacidad: debido a todos los cambios que está experimentando y tratando de comprender, siente la necesidad de tener su privacidad. Esto puede ser angustioso para ti por no saber qué hará, pero lo que quiera hacer lo va a hacer igualmente aunque le vigiles; la diferencia es que lo hará a escondidas para que no le descubras o tenga menos probabilidades de ello. Por lo que la mejor prevención es construir una relación afectuosa y firme y proporcionarles las habilidades importantes de la vida.
- Sienten vergüenza por sus padres: las muestras de afecto pueden provocarles vergüenza. No te lo tomes como algo personal, es parte del comportamiento transitorio.
- Se ven como los más sabios y capaces: nunca tienen frío, hambre o sueño y nunca enferman.
Educar a un adolescente es un proceso de aceptación, por lo que en vez de tratar de moldearle para que encaje con tu percepción de lo que debería ser, enfoca la atención en su personalidad, lo que le hará más capaz de descubrir su individualidad y potencial.
Individualizaciones o rebeldías:
Existen tantas formas de comportamiento como personas.
Los tipos de rebeldía de los adolescentes son generalmente temporales (entre uno a cinco años) siempre y cuando comprendas que es parte de la adolescencia, ya que si le das demasiada importancia es posible que se extienda hasta la edad adulta.
No tomes su conducta como algo personal, no creas que tus hijos están en tu contra y te tratan mal por alguna razón personal, ni quieras demostrarles que no pueden salirse con la suya porque el problema empeorará de tal manera que entraréis en una guerra de herir sentimientos.
Comprende que tu hijo es un individuo que atraviesa por un proceso de individualización que es único para él. Respétale y confía en su buen corazón. Entra en su mundo y comprende qué es lo importante para él/ella. Los tiempos cambian y las normas y valores actuales son diferentes.
Cuatro de las necesidades más importantes para los adolescentes:
- Privacidad: como mencionamos anteriormente, necesitan privacidad para experimentar y así no sentirse ineptos para hacerlo. Si quiere hacer algo que vaya en contra de tus valores y actitudes, tratará de hacerlo sin que te enteres para protegerse de tu desaprobación y para protegerte a ti de sentirte decepcionado. Los adolescentes vuelven a los valores que les inculcaste, pero deben tener la capacidad de hacerlo por sí mismos, porque ellos hayan adoptado esos valores; los cuales se forman a los cinco años y es lo último que cambia. Si no permites que tenga privacidad y no te lo cuente todo, es posible que al final te acabe mintiendo. Respetar la privacidad no significa abandonar; si comete errores, puedes ayudarle y trabajar con él/ella para corregirlos.
- Acoplamiento social: querrán relacionarse con gente que les haga sentirse cómodos o identificados o con quien les agrade estar. Tener conversaciones con ellos en las que te digan cómo manejarían situaciones potencialmente peligrosas y cómo buscarían aprender a diferenciar lo que es peligroso de lo que no, es algo que puede ser mucho más provechoso que simplemente sermonearle o decirle. Si se niegan a que conozcas a sus amigos, no les des órdenes, porque no conseguirás nada; ganarás mucho más si le haces Preguntas de Curiosidad.
- Libertad de examinar un nuevo punto de vista: muestra tu amor incondicional, ten empatía, habla CON el adolescente, haz preguntas que empiecen por ‘qué’ y ‘cómo’, incrementa la comprensión contándole alguna situación similar que hayas experimentado, decide con dignidad y respeto lo que tú vas a hacer, no lo que él hará.
- Espacio para cometer errores: cuando se castiga en vez de apoyar, estás pensando solo en tu propia percepción y punto de vista sin considerar el mundo y percepciones de tu hijo. Cuando se centra la atención en el error más que en lo que se puede aprender de éste, se pierden oportunidades de aprender y superarse.
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Los adolescentes, lo que quieren y desean es que los padres les amen, apoyen y acepten pero que les dejen vivir su vida solos.
Y los padres lo que temen es que se metan en problemas, se hagan daño o fracasen. Tu tarea es apoyar y orientar cuando sea necesario; dejar ir sin abandonar. Es muy fácil olvidar que se está del lado de tu hijo cuando permites que tus miedos, juicios y expectativas toman el control.
El padre controlador critica, regaña, sermonea, denigra…por lo que los jóvenes no se sienten apoyados ni queridos.
Los padres permisivos pueden dar demasiada libertad sin exigirles responsabilidad, intervienen constantemente para salvar a los hijos de las consecuencias de sus actos y comportamiento y les salvan de cualquier situación que podría ayudarles como oportunidad de aprendizaje y que no les ayuda a tener éxito en la vida.
Además de en estos dos supuestos, los hijos tampoco sienten que estás a su lado si los descuidas, ya que puede tomar varias formas de abandono.
Cómo cambiar la relación con tus hijos:
- Empatiza y ponte en su lugar: los jóvenes te escuchan después de haberles escuchado.
- Escucha y sé curioso: es mejor escuchar sin hacer ningún tipo de comentario o tratar de solucionar nada. Sólo haz preguntas si realmente sientes curiosidad sobre su punto de vista, pero si lo utilizas para castigarle después de que haya sido honesto, no funcionará.
- Deja de preocuparte por lo que otros piensen o digan: ¿qué es más importante para ti: impresionar a los demás o tu relación con tu hijo? Deja de preocuparte por el juicio de los demás; entre más cambies tú en vez de tratar cambiar a tus hijos, más les invitarás a ser responsables, capaces y conscientes de sus metas.
- Respeta: deja la humillación; trate con el respeto que quieres que te traten a ti.
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- Haz llegar el mensaje de amor: en vez de sermonear o regañar, empieza con un mensaje de amor y hazle saber cómo te sientes. A la mayoría de los adolescentes no les gusta desagradar a sus padres, por lo que si les dices tranquilamente cómo te sientes, ellos te escucharán aunque parezca que no les importa mucho en ese momento.
- Involúcrate respetuosamente
Auto-respeto y cuidado:
Debes considerar tus necesidades igual que consideras las de tus hijos. Tienes derecho de tener una vida independiente a la de ellos.
Estar de tu propio lado significa comprender tu propia individualidad, tal y como comprendes la de tus hijos, y apoyar tu crecimiento con dignidad y respeto, de la misma forma que apoyas el de tus hijos.
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La confusión puede crear pensamientos y acciones que obstaculizan las metas de formación a largo plazo y el auto-respeto.
Características de la confusión que nos impiden estar de nuestro propio lado:
- Tratar de solucionar todo lo que sale mal en vez de dejarles que crezcan enmendando sus propios errores, lo que te impide enmendar los tuyos propios por estar ocupado rescatando a tu hijo.
- Preocuparte por lo que piensen los demás en vez de en lo que es mejor para ti y tu hijo.
- Tratar de protegerles de cualquier dolor, impidiéndoles aprender y convertirse en adultos capaces. Enfréntate a tu propio dolor, perdónate y permítete crecer.
- Ceder o evitar la ira de tu hijo por miedo. Valida y maneja adecuadamente la ira como una emoción que es y así evitarás que crean que pueden utilizarla para manipular.
- Creer que eres egoísta si no te sacrificas. Encuentra el balance entre hacer cosas para ti y hacer cosas para/con tus hijos.
Cuando te enfoques en tus metas de formación a largo plazo, descubrirás que tienes mucho poder e influencia sobre tus hijos. Cuidarte a ti mismo y estar de tu propio lado es una de las mejores formas de influenciar a tus hijos y estar bien de tu lado al mismo tiempo.
Significa comprender tu individualidad y apoyar tu propio crecimiento con dignidad y respeto.
Toma tiempo cambiar tus viejos hábitos; pero cuando te respetas a ti mismo y le muestras a tus hijos que también tienes necesidades, deseos y una vida para vivir, ellos prosperarán.