4 Creencias y Metas Equivocadas

La base del comportamiento en los primeros años de vida son el temperamento, el orden de nacimiento, el desarrollo del cerebro, las habilidades físicas e intelectuales y la adquisición de habilidades.

Lo primero que debes hacer es entender la razón de que se comporte de esa forma y lo que intenta lograr con ese comportamiento.

Cuando te des cuenta, sin culpa ni vergüenza, de que puedes estar siendo causa del mal comportamiento de tu hijo, tendrás la información suficiente para poder cambiar tu parte y así ayudar al niño a cambiar la suya. El foco está en uno mismo.

No queremos hacerte responsable o echarte la culpa, sólo queremos ayudarte a cambiar esas creencias y mejorar vuestra relación familiar.

¿Qué es la Mala Conducta o Mal Comportamiento?

  • La falta de conocimiento o conciencia
  • Falta de habilidades efectivas
  • Falta de desarrollo de una conducta adecuada
  • Falta de motivación
  • O a menudo, es cuestión de un incidente que nos hace regresar a nuestros cerebros primitivos.

Los niños que se sienten desalentados acerca de su habilidad para pertenecer, son más propensos a comportarse mal y como resultado de ese desaliento son las ‘Metas Equivocadas’, el niño cree erróneamente que el comportamiento ayudará a obtener de nuevo el sentido de pertenencia.

Es importante crear oportunidades que ayuden a los niños a sentirse alentados y valiosos, hacerles saber que pertenecen.

Las 4 Creencias y Metas Equivocadas del Comportamiento:

  1. Atención indebida: ‘Pertenezco sólo cuando tengo tu atención’. El niño cree que la única forma de pertenecer es manteniendo a los demás ocupados con él o recibir algún tipo de servicio especial aunque eso implique conseguirlo de formas negativas. No es necesariamente cierto que el niño que busca atención excesiva no esté recibiendo la suficiente, sino que recibe tanta que ha creado esa necesidad de trato especial todo el tiempo.
  1. Poder mal dirigido: ‘Pertenezco solo cuando yo mando o no te permito que me mandes’. Adulto y niño están determinados a ganar, ninguno está dispuesto a ceder; debe haber un ganador y un perdedor. Normalmente, cuanto más se irrita el adulto, más divertido le puede resultar al niño, ya que las luchas de poder generan mucha energía y cuanto más lo intenta el adulto, más obvio resulta cuánto poder tiene el niño.

 

  1. Venganza: ‘No pertenezco pero por lo menos te puedo hacer daño’. Cuando el adulto se siente herido por el comportamiento del niño, es posible que el niño también se sienta así. Cuando los adultos comienzan a ver al niño que hiere como un niño herido, se sienten motivados a responderle de forma diferente, ofreciendo preocupación y apoyo.
  1. Deficiencia asumida: ‘Me rindo, es imposible pertenecer’. Este objetivo rara vez se da en menores de 5 años a menos que se les haya dado apenas oportunidad o ninguna de desarrollar su sentido de autonomía. Los niños que demuestran esta meta, a menudo son los más ignorados y desalentados. Pueden volverse invisibles. Los niños que desarrollan esta creencia pueden pensar que no hacen las cosas perfectamente y se dan por vencidos.

Los niños, y muchos adultos, adoptan una o más de las 4 metas porque creen que les ayudará a alcanzar ese sentido de pertenencia e importancia, les dará cierta satisfacción a cambio del dolor que experimentan por sentir que no pertenecen o que no son importantes y porque creen que son inadecuados. No lo deciden de una forma consciente.

Validar los sentimientos es una forma de romper ese ciclo y hacer una búsqueda de soluciones del problema.

Reconocer la meta es esencial para saber qué hacer, ya que la intervención adecuada y el estímulo serán diferentes en cada meta. Podéis guiaros a través de nuestra Tabla de Creencias y Metas Equivocadas, donde podréis identificarlas y saber cómo podríais gestionarlas. Os recomendamos tenerla a mano hasta que la interioricéis.

Claves para identificarlas:

  • Identifica los sentimientos que te provocan a tí (el adulto)
  • Identifica la respuesta del niño ante tu petición para que detenga su conducta
  • Ver la creencia que hay detrás de ese comportamiento y el mensaje que trata de darnos
  • Intervenir y estimular el cambio de esa conducta

Estimular es la manera más segura de cambiar una mala conducta. Un niño estimulado no necesita portarse mal.

¿Existen métodos factibles?

¡Por supuesto!

La mayoría de los problemas pueden ser mejor resueltos en las Juntas Familiares o de Aula, porque los niños desarrollan el sentido de pertenencia e importancia mientras aprenden a enfocarse en la solución respetuosa de problemas.

Otra manera de ayudarles a percatarse de sus creencias erróneas, sería a través de la Revelación de Metas.

¿Sólo ocurre en edad infantil?

Por supuesto que no.

Muchos adolescentes con problemas de conducta, poseen metas equivocadas de atención, poder, venganza o deficiencia asumida; pero también intervienen otros factores, como por ejemplo la aprobación de sus compañeros. Ya que se convierte en más importante que la de los adultos convirtiéndose así en una meta equivocada. También atraviesan por un proceso de individualización y esto a menudo se convierte en rebeldía, mientras ponen a prueba los valores de sus padres. La única manera de obtener su cooperación es a través del respeto mutuo y la igualdad en la solución de problemas. Cuando se les trata con cordialidad, firmeza, dignidad, respeto y se les involucra para resolver problemas. Generalmente, regresan a los valores familiares alrededor de los 20 años.

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